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HAY QUE SER Y NO SOLO PARECER
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Wilson Fernando Torres Gómez

Oficial de Policía y Doctorando en Cs. Sociales

28 de enero de 2024

En la actualidad, es evidente que la estructura del estado y sus instituciones públicas están permeadas por la corrupción y lideradas por individuos sin conocimientos ni principios y valores democráticos. Estos líderes buscan enriquecerse a sí mismos y a sus círculos de poder, dejando de lado el bien común y la verdadera vocación de servicio. El camino hacia el poder se ha llenado de discursos demagógicos basados en posverdades y manipulación política. Estos líderes se presentan como víctimas de un sistema corrupto, prometiendo transformarlo, pero una vez en el poder se ven contaminados por las mismas prácticas corruptas de las que fueron víctimas. Es imperativo realizar una purga profunda en las instituciones de seguridad y justicia. La corrupción debe ser erradicada desde la cabeza, mediante una limpieza total de los funcionarios corruptos. Solo a través de la transparencia podremos transformar estas instituciones en entidades democráticas y libres de corrupción. Los organismos de control interno, en la actualidad, actúan como instrumentos de persecución y silenciamiento hacia aquellos funcionarios que denuncian actos de corrupción.

Es crucial que se implementen exámenes de confianza y se cese a aquellos que no los superen. Estos órganos deben convertirse en defensores de la justicia y la honestidad. Transformar las instituciones en entidades democráticas y libres de corrupción es un proceso que se debe implementar una serie de acciones: Rendición de cuentas y control social, fortalecer los sistemas de control y supervision, políticas de integridad y ética, participación ciudadana, procesos de depuración permanentes y una promoción de una cultura ética y valores. Requiere el compromiso y la colaboración de todos los actores involucrados, así como la voluntad política para implementar las medidas necesarias. Es hora de que los ciudadanos exijamos un cambio real. Debemos ser conscientes de que no basta con parecer honestos y transparentes, sino que debemos actuar en consecuencia. Solo así lograremos construir un futuro donde la corrupción sea cosa del pasado y nuestras instituciones sean verdaderamente representativas de los valores democráticos.

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